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EL MUNDO DEL CHAT



La diferencia entre messenger y chat es que en el primero se conoce a los contertulios, amigos, destinatarios de los mensajes y en el segundo eso es casi imposible. En messenger hay cierta familiaridad: en el chat la comunidad es casi impersonal, salvo que se quede en un chot-room concreto, a una hora concreta, con un nick-name (apodo) concertado. En la actualidad parece que los adolescentes están rechazando progresivamente el chat y abrazando masivamente messenger. El primero, dicen, es ciego, anónimo, un verdadero lío donde no existe un control, nadie se conoce y ellos mismos identifican algunos de los riesgos. En Messenger “hay cosas que decirse”, apuntan los adolescentes, se realizan comentarios sobre la actualidad de la pandilla de amigos y amigas, incidencias escolares y del fin de semana.



Según los últimos datos fiables, la pasión de los adolescentes por la mensajería instantánea y el chat se reparten en Estados Unidos en estas proporciones: un 74% de los jóvenes acceden a internet para hacer uso de la mensajería instantánea, mientras que un 55% visita los chat-rooms. Los estudios para Europa son casi inexistentes pero podrían reflejar un panorama muy semejante.



Habrá que proponer ya una primera reflexión pedagógica: no es recomendable que los hijos visiten un chat-room. Es un lugar en el que no suele suceder nada bueno: y de la cierta frivolidad de la mensajería instantánea se pasa a la grosería y a las situaciones de peligro con cierta facilidad, amparándose en el anonimato. Los padres, después de haberse asesorado bien, deben explicarlo. Y poner sobre el tapete que los chat-room no son nada recomendables.



Lo primero que hacen



Cuando los adolescentes entran en la red, lo primero que hacen es abrir su programa de mensajería instantánea (normalmente, el Messenger de Microsoft). Y tras esta primera e imprescindible conexión inician otras actividades (buscar información, descargar juegos o música, etc.). Según el estudio americano, los adolescentes de entre 12 y 18 años se pasan la tarde ante la pantalla del ordenador saltando de actividad. Son capaces de hacer diferentes cosas al mismo tiempo: escuchar música, visitar una web, jugar a un videojuego y, por supuesto, charlar con sus amigos en mensajería instantánea. Esa es la trepidante actividad multitarea cargada de ritmo y llena de estímulos que hacen tan atractivo el paseo por la red.



El mundo messenger



Pero hablemos del messereger. Para empezar hay que referirse al nick, que es el sobrenombre con el que cada uno se presenta. Refleja los estados de ánimo, las ilusiones, las afinidades, las amistades del usuario. Luego se inicia la charla, con un lenguaje fonético liberado de muchas vocales. La contra-ortografía de estos textos no es una ayuda, desde luego, para los profesores de lengua. Hay que decir que también se puede hablar por micro, sin escribir. Y si se cuenta con webcam (una pequeña cámara que se adjunta al la pantalla), los contertulios también se pueden ver las caras en tiempo casi real: todo depende del ancho de banda, es decir de la rapidez de la conexión a internet.



Después están los “emoticones”, es decir, símbolos para complementar la expresividad del mensaje: risas, besos, caritas, etc. El objetivo es estar conectado, pasarlo bien, saber qué hace cada uno en cada momento. En una palabra: jugar. Pocas veces sirve para el estudio, o la discusión de unos temas serios o un contenido escolar. Y dado que se pueden adjuntar archivos, fotos, videos, la última moda consiste, por ejemplo, en la descarga y envío de videos cortos como los que ofrece www.youtube.com. El juego es encontrar uno divertido y mandárselo a un amigo y esperar su reacción. Es la comunicación por la comunicación: el contenido ha de ser curioso, sorprendente, impactante. Y es que mensajes de contenido personal, serio y meditado casi no los hay. Siempre se trata de comentarse novedades, enviarse fotos... entre otras posibilidades que la firma Microsoft irá inventando para entretener a los adolescentes: En el messenger cada ususario cuenta con una zona denominada el space. Es un lugar privado con fotos, algún blog, perfiles de gustos y preferencias: canciones, ropa, marcas, películas. Es una posibilidad que se ofrece de abrir aún más la intimidad a los amigos. No todos entran: normalmente son de libre acceso, salvo que uno decida restringirlo. En general están para exhibirse, divertir al que lo ve, comentar y, por qué no decirlo. cotillear un poco. Los intercambios de contenidos son muy frecuentes: “Mira qué me he colgado”. "Yo también tengo fotos nuevas: míralas, te reirás”.



Un juicio pedagógico



Desde el punto de vista educativo y familiar, ¿qué decir?: pues que tiene puntos a favor y puntos en contra. No pasa nada por tener una cuenta, pero con las debidas precauciones. En primer lugar, hay que fijar unas pautas previas: por ejemplo, que el ordenador con internet no esté en el cuarto del adolescente sin supervisión, sino en un lugar de paso; pactar unos horarios racionales...



Y podemos continuar matizando qué pasa con la mensajería instantánea. Es esencial que los amigos que transitan por la pequeña comunidad de messenger sean conocidos. Debe ser un lugar amigable, no un concurso para ver cuánta gente es capaz de reunirse. Debe haber confidencialidad y la seguridad de que nuestros amigos o amigas no van a dar nuestra dirección a desconocidos. Sucede a veces que te encuentras con gente desconocida que “te quiere agregar” para conocerte o charlar contigo. Tu contestación puede ser afirmativa o negativa. Si se ha optado por el “sí agregar”, las decisiones siguen siendo importantes. Después de conocer a la persona, hay que decidir si se le puede permitir seguir formando parte de la lista personal de contactos, o no. Siempre se está a tiempo de eliminar o no admitir. “Eliminar” supone que esta persona desaparece de la lista de contactos para siempre. “No admitir” supone ver si la persona está conectada, pero sin que ella pueda saber nada de uno mismo.



Como se puede comprobar, es un singular mundo de aceptación y rechazo. A menudo los mensajes pueden ser amistosos o agresivos. E incluso hay gente que insulta y amenaza arropada por cierto anonimato. Por tanto, resulta conveniente establecer algunos criterios para los usuarios en familia



Trucos para padres



Por otra parte, las comunidades messenger son una buena oportunidad para ayudar a diferenciar entre un buen amigo y un colega, o compinche. Definir el concepto de amistad facilitará a los usuarios saber qué deben hacer y qué deben evitar.



El truco -insisto- será siempre: un buen lugar de paso para el ordenador, horarios racionales de uso, y capacidad de los padres para conocer estos mundos, sus entresijos. Los padres los conocerán si se dejan asesorar por los hijos. Y desde ese primer paso técnico, los padres podrán fijar criterios educativos, éticos y humanos en conversaciones abiertas con sus hijos. En conversaciones a veces de uno a uno.